13 de octubre de 2009

MEGADETH - Endgame - Roadrunner 2009.


Es el retorno de los riffs fabricados en serie pero con minuciosidad de artesano, de la rabia en el puño que escribe la letra y en la garganta que la difunde, del loco del pelo rojo que nunca se cortó una oreja pero nos lleva años deleitando los oídos… es 2009 y Megadeth retornan a la palestra para poner los puntos sobre las "ies" y el acento en su liderazgo.

Dave Mustaine se rodea del mejor line-up desde aquel que pariera clásicos en el último cambio de década del siglo XX: Chris Broderick ( ex Jag Panzer y ex Nevermore ) se destila como complemento perfecto a la Dean del gran general; James LoMenzo (ex White Lion entre otros muchos ), y Shawn Drover ( ex Eidolon ) conforman uno de los matrimonios rítmicos más potentes de la actualidad.

Complementado con una labor suprema de Andy Sneap detrás de la mesa -el sonido del disco es tremendamente limpio y compacto, la frase “quiero que mi álbum suene así” seguramente será pronunciada por más de un músico en estos próximos meses-, quien se consagra como un doctor del sonido capaz de devolver a la vida el Thrash muerto hace casi 20 años, Testament también pueden dar fe de ello.

Desde la vertiginosa introducción instrumental que supone “Dialectic chaos” -un título precioso marca de la casa- hasta el final con “The right to go insane” no hay desperdicio en la obra. Y aunque es posible que no sea un “Rust in peace 2”, compite en igual de condiciones con ese clásico y supera con solvencia la mayoría de obras precedentes del combo.

“This day we fight!” es un corte sin piedad para el oyente, plagado de riffs descomunales, solos intercalados y una batería a velocidad diabólica. Declaración de intenciones y principios por si algún cabe alguna duda entre sus oyentes de que la coherencia y la calidad (casi) siempre han sido sinónimo de Megadeth.

“44 minutes” empasta el bombo con las guitarras dejando al bajo juguetear entre los stacattos de la canción, consiguiendo un poderoso sonido que contrasta con la delicada rudeza del estribillo, convirtiéndola en una de mis favoritas del disco.

“1,320” reproduce musicalmente la temática de la letra: los coches y la velocidad, con un cambio de ritmo seguido de una sucesión de solos que parecen extraídos de alguna perdido demo de la banda en los años 80.

“Bite the hand” es otro castillo sostenido en piedras de riffs, directa y honesta, sin florituras innecesarias.

“Bodies” vuelve a resaltar la gran labor de LoMenzo al bajo, dejándole destacar entre la eterna telaraña de guitarras.

“Endgame” es la canción más larga del disco, no en balde es la que le da título. Con una introducción que bien podría pasar por un pasaje modernizado del “1984” de Orwell, Mustaine retoma su faceta más políticamente profética, narrando un Nuevo Orden Mundial apoyado por una instrumental plagada de variaciones y matices.

“The hardest part of leeting go… sealed with a kiss” comienza en acústico, con la voz rasgada que se mueve entre la tristeza y la ira contenida, dando paso después a partes instrumentadas con cuerdas. Es el único tema co-escrito con Chris Broderick y, sin parecerme en absoluto una mala canción, es la que menos me convence del disco.

“Headcrusher” fue el primer single y ya es un clásico, con un estribillo llamado a desgarrar gargantas en la venidera gira de presentación.

“How the story ends” contiene lo mejor en los enrevesados solos, sucedidos de un riff debastador, subrayando la tónica del conjunto de la obra.

“The right to go insane” contiene otro estribillo extenso y decididamente atractivo, un punto que esperemos no sea final sino seguido para próximos trabajos.

Suele ser moneda común afirmar en estos casos que estamos ante el mejor momento de una banda. Megadeth nunca fue tal, es un proyecto unipersonal que necesita de trabajadores competentes para mantenerse vivo, pero que se alimenta en exclusiva del talento compositivo de Dave Mustaine, y este sí está rayando su punto más alto. Después de ver la apisonadora que son en vivo no puedo decir más que espero su pronta visita a nuestro país, ya que este Endgame (2009) ha logrado lo que antaño también hicieran Rust in Peace (1990) o Countdown to Extinction (1992): hacerme olvidar por un largo tiempo que existen otros discos.



Texto: David Jiménez Rodríguez

4 comentarios:

Rainbow Ratt dijo...

¡¡ Discazo, Si señor !!

Hollywood Tease dijo...

La verdad es que me ha gustado mucho el disco. Headcrusher está destinada a ser otro gran himno.

Anónimo dijo...

Trones!!! Mil gracias por la publicación y una cosa: que me llamo JIMENEZ Rodríguez, jajajajaja… Mi madre estará orgullosa de vosotros por haber puesto su apellido delante.
N

Pepelu dijo...

Muy buen disco, el tito Mustaine supera a United Abominations, ojalá la gira con Slayer se expanda hacia Europa.